UNA VEZ QUE JESÚS CAMINABA POR LA RIBERA DEL MAR DE
GALILEA
Una vez que Jesús caminaba por la ribera del mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado después Pedro, y Andrés, los cuales estaban echando las redes al mar, porque eran pescadores. Jesús les dijo: “Síganme y los haré pescadores de hombres”. Ellos inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Pasando más adelante, vio a otros dos hermanos, Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que estaban con su padre en la barca, remendando las redes, y los llamó también. Ellos, dejando enseguida la barca y a su padre, lo siguieron. (Mt 4, 18-22)
Jesús caminaba por la orilla del mar de Galilea, no iba de paseo, sino que buscaba llamar a sus primeros discípulos. Estaban trabajando, era pescadores. Jesús los llama diciéndoles: Síganme y los haré pescadores de hombres.” Ellos inmediatamente dejando las redes y lo siguieron.
Lo más seguro que ya los conocía, según lo dice san Juan: "Al día siguiente, Juan se encontraba de nuevo allí con dos de sus discípulos. Fijándose en Jesús que pasaba, dice: «He ahí el Cordero de Dios.» Los dos discípulos le oyeron hablar así y siguieron a Jesús. Jesús se volvió, y al ver que le seguían les dice: «¿Qué buscáis?» Ellos le respondieron: «Rabbí - que quiere decir, "Maestro" - ¿dónde vives?» Les respondió: «Venid y lo veréis.» Fueron, pues, vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día. Era más o menos la hora décima. Andrés, el hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que habían oído a Juan y habían seguido a Jesús. Este se encuentra primeramente con su hermano Simón y le dice: «Hemos encontrado al Mesías» - que quiere decir, Cristo. Y le llevó donde Jesús. Jesús, fijando su mirada en él, le dijo: «Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas» - que quiere decir, "Piedra".(Jn 1, 35- 42)
Andrés y Juan son los primeros llamados a seguir a Jesús. Los dos eran discípulos de Juan el Bautista, él se los muestra, se los entrega a Jesús. Ellos lo siguen y Jesús se hace el encontradizo: ¿Qué buscáis? Ellos le dicen: “Maestro” ¿Dónde vives? Les respondió: “Venid y lo veréis” Ellos lo siguieron y se quedaron con él aquel día. Experiencia inolvidable, tanto para Andrés como para Juan, llevaban en su mente y en su corazón el primer encuentro con Jesús. Recuerdan el lugar, la hora, el día y las palabras de Jesús. El encuentro gozoso con Jesús hace de Andrés un testigo de Jesús, corre con su hermano y le dice: “Hemos encontrado al Mesías, y lo llevó a Jesús, esta es primer pesca.
Mateo nos describe otro encuentro. Andrés y Pedro seguían en
su oficio de pescadores. Ahora se acerca a ellos y los llama: “Síganme yo los
haré pescadores de hombres.” Ellos dejaron las redes y sus barcas y lo
siguieron. Más delante estaban los hijos del Zebedeo, y también, los llama:
Síganme. Ellos dejando a su Padre siguieron a Jesús. Lo dejaron todo para “Estar
con Jesús y ser formados por él para que aprendieran a ser pescadores de
Hombres (Mc 4, 13) Pedro, Santiago y Juan pertenecen al equipo selecto de
Jesús. Andrés, durante los tres años de su formación solo aparece una vez en el
evangelio: Felipe y Andrés fueron con Jesús y le dijeron: Unos griegos quieren
verte (Jn 12, 22). Andrés era un discípulo humilde, sencillo y prudente que
aprendió de su Maestro el trato a los enfermos, a las mujeres, a los niños, a
los pobres, a los oprimidos, como también a los ricos y a los poderosos. Aprendió
de Jesús a ser compasivo y misericordioso, manso y humilde de corazón (Mc 6,
34ss; Mt 11, 29; Lc 6, 36) Aprendió a evangelizar. Escuchó en su corazón la
invitación de Jesús a subir con él a Jerusalén: " «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome
su cruz cada día, y sígame. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá;
pero quien pierda su vida por mí, ése la salvará."(Lc 9, 23- 24)
Estuvo presente en la multiplicación de los Panes. Panes que recibió de las
manos de Jesús para distribuirlos a la gente (Mc 6, 41; Jn 6, 11- 12) Estuvo presente
en la última cena donde Jesús le lavó los pies a sus discípulos (Jn 13, 13)
Después
de la muerte de Jesús estuvo presente en el “Cenáculo” donde recibió de Jesus
resucitado los “Dones a su Iglesia” (Jn 20, 19- 23) Estuvo presente en el Gran envío:
“Vayan por todo el mundo a predicar mi evangelio” (Mc 16, 16) "«Me ha sido
dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos a
todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu
Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Y he aquí que yo
estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.»"(Mt 28,
18- 20) Estuvo con los otros discípulos y con toda la Iglesia el día de
Pentecostés.
Con
la venida del Espíritu Santo, Fuego, Fuerza y Poder de Dios se lanza la Iglesia
a predicar el Anuncio de Cristo. “Ustedes lo mataron por medio de gente malvada.”
Con valentía proclaman que Jesús ha muerto, ha resucitado y es Señor (Hch 2,
21-22. 36) Al oír esto, dijeron con el corazón compungido a Pedro y a los demás
apóstoles: «¿Qué hemos de hacer, hermanos?» Pedro les contestó: «Convertíos y
que cada uno de vosotros se haga bautizar en el nombre de Jesucristo, para
remisión de vuestros pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo; pues la
Promesa es para vosotros y para vuestros hijos, y para todos los que están
lejos, para cuantos llame el Señor Dios nuestro.» Con otras muchas palabras les
conjuraba y les exhortaba: «Salvaos de esta generación perversa.» Los que
acogieron su Palabra fueron bautizados. Aquel día se les unieron unas 3.000
almas."(Hch 2, 37- 41)
Para Jesús y
ahora para la Iglesia, pescar es evangelizar. Evangelizar es sembrar el Poder
de Dios en el corazón de los hombres. Es anunciar que la única razón por la que
Jesús vino al mundo es el amor de Dios a todos. Evangelizar es anunciar a los
hombres que Dios ha redimido al mundo y que está perdonando los pecados a los
hombres que creen y se convierten a Cristo Jesús. Evangelizar es enseñar las
palabras de Jesús que nos enseñó el arte de amar, de servir y de compartir.
La Misión de
Jesús, es ahora la Misión de la Iglesia que existe para evangelizar, para dar
vida. Pero, a la misma vez, la Iglesia acepta que el destino de Jesús, también
es suyo, le pertenece, es su herencia. Por eso los Doce, todos, murieron, ofreciéndose
por Jesús. La Iglesia sabe que está llamada a ser un sacrificio vivo, santo y
agradable a Dios (Rm 12, 1) San Andrés murió crucificado al igual que su
hermano Pedro. El mártir, es el testigo de Cristo, ya sea de sangre o
incruento, lo importante es el dar Testimonio por la acción del Espíritu Santo,
el principal agente de evangelización, que nos ayuda abrazar la Cruz de Jesus y
hace nacer en nuestros corazones el deseo de conocer, amar y servir a Cristo Jesús
(cf Flp 2, 13)
Algo para pensar.
Ahora bien, ¿cómo van a invocar al Señor, si
no creen en él? ¿Y cómo van a creer en él, si no han oído hablar de él? ¿Y cómo
van a oír hablar de él, si no hay nadie que se lo anuncie? ¿Y cómo va a haber
quienes lo anuncien, si no son enviados? Por eso dice la Escritura: ¡Qué
hermoso es ver correr sobre los montes al mensajero que trae buenas noticias!
Sin embargo, no todos han creído en el
Evangelio. Ya lo dijo Isaías: Señor, ¿quién ha creído en
nuestra predicación? Por lo tanto, la fe viene de la predicación
y la predicación consiste en anunciar la palabra de Cristo.
Entonces yo pregunto: ¿Acaso no habrán oído
la predicación? ¡Claro que la han oído!, pues la Escritura dice: La
voz de los mensajeros ha resonado en todo el mundo y sus palabras han llegado
hasta el último rincón de la tierra. (Rm 10, 14-18)
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